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jueves, 25 de octubre de 2007

Helloween- "Gambling with the Devil" 2007


Helloween ha sorprendido con este disco.
Después del regular "Keeper of the Seven Keys, Part III", la banda ícono del Power Metal alemán se ha reivindicado con todos sus fanáticos. Sin haber llegado a ser una etapa oscurantismo musical ni nada de eso, el otrora esperado Keeper III no fue lo que se esperaba. Se notó que fue un disco netamente estratégico – comercial, por todo lo que significa la saga “Keeper of the Seven Keys”.

“Gambling with the Devil” se aprecia como la consolidación musical de la nueva formación del grupo. Es un disco potente y agresivo en la ejecución de instrumentos, además de versátil en las voces, con un Andi Deris inspiradísimo.

Las canciones están compuestas por toda la banda, a excepción de Dani Löble (baterista), por lo que el fiato es total. Quizás lo único que se extraña es la calabaza, pero sin duda alguna –para mí- este es el disco del año. 100% recomendado.

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¡(K) (D)!

sábado, 6 de octubre de 2007

Revisión de ChileRocks!

¿Y qué importa el plato de fondo o el postre?

La revisión de este concierto no amerita nada de jaita (chamullos, rellenos), como decir que “La gente que se agolpaba” o como “Ya eran las x horas, y la gente…”, pues hay que ir al hueso porque no se trata de un concierto mediocre donde no hay nada que decir, sino que muy por el contrario, el evento estuvo lleno de razones –buenas y malas- para comentarlo.

Kotipelto, la carne de cañón

Cuando salió al escenario el vocalista de Stratovarius junto a su banda, hubo una ovación, pero no necesariamente hacia el cantante finés, más bien fue porque el evento por fin había comenzado y eso era lo suficientemente fuerte como para que el público explotara. Es más, de inmediato comenzó a aflorar el bochornoso comportamiento de muchos-no algunos- personajes del público, que comenzaron a hacer gala de su estupidez y salvajismo (según muchos es un fundamentalismo musical, un estilo old school y no se qué porquería más), tirando escupitajos, agua y hasta una que otra botella al escenario. Este comportamiento no se justifica por nada, ni
siquiera por mucho que odies al grupo que está en el escenario. Si no te gusta, simplemente te callas o te enojas, pero no se puede tirarle cosas, eso va en desmedro del show mismo, ya que el grupo toca con menos ganas y las personas que lo fueron a ver se quedan descontentas-aunque sea una minoría-(siendo que tienen el mismo derecho de escuchar a su banda, pagaron lo mismo). Y quién sabe si esto deja mal parado a Chile y muchas bandas no querrán venir a un evento de estas características, donde hayan muchos grupos internacionales (sello de calidad, porque las bandas chilenas en su mayoría merecen mi más sincera aversión) para animar un buen concierto de rock.
A pesar de todo, Kotipelto supo aguantar todo esto, él sabía muy bien que iba a ser la carne de cañón de la tarde. Tocó mayoritariamente temas de su último disco “Serenity”, que no tiene nada de nuevo, al menos musicalmente. El gran acierto del cantante, fue cerrar con la canción “Hunting High And Low”, un tema clásico de Stratovarius. El tema fue ampliamente coreado por el público y cumplió su misión de dejar prendida a la gente.

Kreator, el plato fuerte

La ansiedad de la gran mayoría de los asistentes del concierto se hacía evidente. Mientras los técnicos del evento alistaban la impecable escenografía, con una pantalla gigante, toldos con ilustraciones ya clásicas del conjunto alemán y un gran telón de fondo, la gente que estaba en cancha comenzaba la lucha por un mejor lugar para presenciar el bombástico show que se vendría. En ese momento no existían rencillas entre simpatizantes de un grupo u otro, todo era para Kreator. Sin duda una devoción descontrolada y un público que no se cansaba de corear el nombre del grupo. Por fin sale Petrozza y el resto de la banda, la locura era total con “Violent Revolution”. El concierto no tuvo respiro, el setlist estaba nutrido sólo de canciones clásicas. El grupo alemán tocó con una fuerza emotiva, puesto que vez que Petrozza hablaba, era para alabar al público chileno, incluso recordando momentos del concierto del 92`en el Estadio Chile (ahora Víctor Jara), donde la locura fue desbordante, haciendo que el concierto se acabara tempranamente. Ahora bien, en este ChileRocks! se subió un puñado de gente al escenario, pero fue controlada a tiempo por la seguridad. Para finalizar la impecable presentación, Kreator cierra con “Flag Of Hate” y “Tormentor”, verdaderos misiles para las cabezas que se agitaban como nunca en Santiago. Prometiendo venir nuevamente, se despedía la mejor banda Trash Metal del mundo, en mi humilde opinión.

Hammerfall: con la frialdad del Chapter V

Una discusión con argumentos pobres y muy pasionales, se ha dado en relación al por qué cerró el concierto Hammerfall y no Kreator. Se le ha echado la culpa a la productora o a la agencia del show. La verdad es que la cosa es muy simple: era sabido que Kreator tiene más arrastre que Hammerfall en Chile, por lo mismo, ¿se imaginan que hubiera pasado si la banda de Power Metal hubiera tocado antes que el grupo alemán? Difícil que se lo imaginen, porque yo creo que no hubieran alcanzado a tocar 20 minutos, la lluvia de pifias y escupitajos habría sido insoportable. Por eso creo, que la organización tuvo tino en poner a Hammerfall al final. Idealmente, quizás hubiese sido mejor que cerrara Kreator, pero la mentalidad y el actuar chilensis dice lo contrario.

Pasando de lleno a la actuación del grupo sueco, fue regular. El principal gestor de que este show haya sido así fue el señor Joacim Cans, vocalista de la banda. Tuvo un pésimo desempeño, fueron contados con los dedos de una mano los agudos que hizo. Los reemplazó por fraseos rápidos y el apoyo del público. La respuesta del público también fue anormal ¿dónde estaban los fans de Hammerfall? Veía muchas poleras del grupo, pero no hubo una locura desaforada. No se atrevían a gritar, ni a favor ni en contra. Realmente no parecía un público latino. Quizás la gente pensó que todavía la banda sueca estaba en la gira del “Chapter V”, un disco ambientado en el hielo y el frío polar. Faltó más pasión, ese fuego que existía con la canción “Hearts On Fire”, del disco “Crimson Thunder”, que a pesar de que la tocaron, no tuvo la misma respuesta que en 2003, cuando el Estadio Víctor Jara explotó al ritmo del martillo.

La ejecución de los temas por el resto de la banda, estuvo impecable. La sincronía que reflejaban las cuerdas en el escenario, mezcladas con la pasión de Johansson en la batería(que incluso rompió su caja y siguió tocando con el tom más pequeño) hicieron que la presentación de Hammerfall estuviera aceptable, aunque faltaron algunos temas clásicos, que podrían haber ido en vez de unos de promoción.





*fotos:alvarock.wordpress.com

viernes, 5 de octubre de 2007

André Matos - "Time To Be Free" 2007


¿Hasta cuándo hablan de Matos rememorando a Angra? Ya basta.
En la actualidad la banda que se lanzó a la fama con temas como “Angels Cry” y “Lisbon”, posee una nueva estampa, que tan difícil es de encontrar cuando se va un vocalista, como André Matos. Ahora con Edu Falaschi y compañía, Angra sigue sonando bien, con otro estilo, pero bien.

André Matos, a secas

Ahora Matos se siente en familia. Todos los músicos que participan en el nuevo disco, “Time To Be Free”, son ex integrantes de Shaman (hermanos Mariutti en bajo y guitarra, y Fábio Ribeiro en teclados), Angra (André Hernández en guitarra, integrante de Angra en sus comienzos) y Viper (Rafael Rosa en batería).

Si tuviera que clasificar este disco de Matos, en las a veces odiadas clasificaciones, diría que es un Power Metal-Melódico. Probablemente sería power a secas si no estuviera Matos, que colma las canciones con sus característicos agudos-un tanto olvidados en Shaman-. El doble bombo a lo largo del disco es simplemente demoledor, los ritmos en las guitarras son muy variados y el bajo tan sólo acompaña-de buena forma- al resto del grupo.

Algunos se cuestionaban de forma precipitada cuando salió este disco, qué era lo nuevo de Matos en este disco o dónde se podía reflejar la libertad-alusiva al título del disco- que pretendía el cantante brasileño. Simplemente la libertad está en la composición de los temas, que a pesar de ser simples y poco innovadores si se quiere, tienen la dosis perfecta de cada elemento musical para tener temas entretenidos, ninguna canción se ve que fue hecha sólo para rellenar tiempo y los teclados tienen una decisiva participación en la atmósfera del disco.
André Matos sorprende con su voz, que ha llegado a una madurez absoluta. Sabe poner los tonos agudos en los momentos precisos, al igual que los leves falsetes. La sincronía con la batería y las guitarras es total. Firmemente sostengo que este es uno de los mejores trabajos de Matos, y sin duda, este es el primer paso para sacarse el karma de ser un ex Angra.

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¡(K) (D)!